Por P. JAVIER RAY, MC

¿Ya hizo los Ejercicios Espirituales? ¡Qué gracia!

Ahora, tal vez los hicimos hace tiempo y ellos han quedado como buenos recuerdos de algo que definitivamente ya ha pasado.

Para animarlo a acercarse nuevamente este año a esta fuente de gracia he aquí diez razones.

Razón 1 – Partamos con una analogía con los ejercicios corporales. ¿Quién dirá: “Ya pude correr un semi maratón. Ya estoy. Ya no tengo que correr más”? No tiene sentido. ¿Algún deportista enseña eso? Más aún, ¿algún médico desaconseja realizar ejercicios corporales periódicos? Todo lo contrario, sabemos que el cuerpo necesita ejercitarse constantemente para renovar energías y mantener lo más posible el tono corporal. Y los chequeos médicos anuales o semestrales, o la higiene dental, ¿son hechos aislados en la vida o no son considerados necesarios para quienes responsablemente quieren cuidar su salud?

Entonces, así como el cuerpo va constantemente desplegándose y necesitamos estar atentos y verificar su estado, así también cada año el alma necesita un profundo chequeo espiritual para poder purificarse, orientarse, renovarse. Estos son los Ejercicios Espirituales.

Razón 2 – Miles Christi cada año ofrece los Ejercicios Espirituales con una batería de temas distintos. Para conservar la identidad propia de Ejercicios Espirituales de San Ignacio se necesita guardar el hilo conductor que permanece invariable: sentido de la vida, pecado, conversión, gracia, santidad. No obstante, a partir de ese poderoso hilo ignaciano –que debe ser intangible para un Retiro que se precie ser genuino a los Ejercicios Ignacianos– los Padres de Miles Christi presentan nuevos enfoques, a fin de ofrecer una perspectiva más profunda a los ejercitantes que participan cada año. De allí que los temas y sus resúmenes son diferentes, las citas bíblicas a meditar nuevas, las frases de los santos renovadas, junto con los ejemplos y las imágenes.

Entonces, como cada año Miles Christi ofrece un enfoque nuevo, tiene sentido hacer nuevamente los Ejercicios renovando así la espiritualidad y la riqueza del alma.

Razón 3 – Supongamos, incluso, que cada año Miles Christi predicase exactamente los mismos temas y repartiese los mismos resúmenes. Igualmente sería beneficioso repetir Ejercicios, porque en cada año el alma se halla espiritualmente en un estado distinto. Si en nuestras vidas con el paso de un mes experimentamos cambios de ánimo espiritual, ¿cómo no los habrá luego de un año? Siempre aparecen situaciones familiares, personales, laborales nuevas, siempre vienen cuestiones nuevas a discernir.

Entonces, los Ejercicios son el momento adecuado para parar mi vida y analizarla en el hic et nunc, en el aquí y ahora.

Razón 4 – Decir que la repetición en los Ejercicios sería pura monotonía por lo que no habría sentido hacerlos cada año, sería como decir que la Misa –que es siempre la misma en su naturaleza sacrificial y en su estructura ritual– habría que escucharla… no sé… una vez por mes, o dos por año. Y sabemos que no es así. Más aún, es Precepto del Señor que viene de tiempos apostólicos: cada semana hay incluso obligación –no recomendación– de ir a Misa. Se ve que Dios sabe bien que mi alma la necesita. Se ve que Dios ofrece gracias especiales en cada Sacrificio y que cada uno vale la pena.

Entonces, así los Ejercicios es el momento para dejarnos llenar con las gracias que ahora el Señor quiera en su misericordia otorgarme.

Razón 5 – En los mismos Ejercicios San Ignacio prevé que muchas meditaciones han de ser repetidas. Lo dice explícitamente: cuando se realizan los Ejercicios enteros de treinta días, en muchas ocasiones San Ignacio pide al ejercitante la “repetición”, la consideración exacta del mismo tema de meditación con el mismo texto a leer y a ser meditado. Sabe que se podrá ir más hondo y así sacar más provecho espiritual.

Entonces si San Ignacio ve utilidad en esta repetición en los mismos Ejercicios, ¿cuánto más provecho tendremos luego de haber pasado un año, más o menos, de mis últimos Ejercicios?

(continuó aquí)