Por P. JAVIER RAY, MC
Continuemos señalando las cinco restantes razones que nos parecen justifican la práctica anual de los Ejercicios Espirituales Ignacianos. Haga clic aquí para primera parte.
Razón 6 – Hay dos tareas insoslayables en los Ejercicios: una para terminar la Primera Semana y la otra para la Segunda Semana. La “tarea” de la Primera Semana del Retiro Ignaciano es la Confesión General. La constante purificación de la conciencia es un ejercicio espiritual altamente recomendado por los santos. A medida que vamos creciendo en edad deberíamos evitar acumular más pecados. Por tanto la asistencia anual a los Ejercicios permite ir garantizando que cada año uno va purificando lo último pendiente, es decir, lo del último año. Por otro lado, en la Segunda Semana se invita a la redacción de los Propósitos de los Ejercicios, que concretan la Reforma de vida establecida en dicha Semana. Quizá con mayor razón que la Confesión General Anual, el retiro anual permite una revisión profunda de los Propósitos. Dada la versatilidad de nuestra vida, luego de un año es muy probable que muchas situaciones hayan cambiado. Por lo que la asistencia anual a los Ejercicios permite verificar la “actualidad” de los Propósitos del año pasado a mi situación actual.
Razón 7 – En la tradición espiritual de siglos los maestros espirituales han aconsejado la práctica anual de los Ejercicios. Esta es una razón que se llama “de autoridad”, basada en la recomendación de alguien que sabe sobre el tema. Que así como valoramos los consejos de esos médicos famosos por su ojo clínico, así también sería sabio escuchar y seguir el consejo de los que saben en materia espiritual, en este caso, cuando recomiendan la participación anual en el Retiro de San Ignacio.
Razón 8 – La Iglesia jamás ha considerado que los Ejercicios Espirituales Ignacianos sean una experiencia para vivir sólo una única vez en la vida. En el mundo de la salud corporal hay operaciones que se hacen una vez en la vida, como la extracción del apéndice. Pero en el mundo espiritual esto no es el caso de los Ejercicios. En la tradición ignaciana, los Ejercicios son parte habitual de la vida del alma. A lo largo de los siglos, todos los años laicos instruidos, sacerdotes, religiosos de ambos sexos –muchos con alta vida espiritual– con humildad y confianza han vuelto a San Ignacio para renovarse, nutrirse, elevarse.
Razón 9 – Quienes han hecho el Retiro Ignaciano por segunda vez suelen afirmar que aprovecharon aún más los segundos Ejercicios que los primeros. Y eso tiene una explicación: una buena película, un buen libro, una buena canción, ¿no se aprecia mejor cuando ya uno tiene cierta familiaridad? La repetición permite apreciar más la belleza de una canción. Las cosas buenas cuando se valoran se repiten con gusto, incluso hasta varias veces. A veces los mismos ejercitantes practican los Ejercicios no sólo de año en año sino dos veces en el mismo año, sabiendo incluso que los temas que escucharán en las presentaciones serán los mismos. Afirman que así profundizan más los temas tratados, que nunca dos pláticas o meditaciones son las mismas, que ellos viven en situaciones distintas, que el impacto siempre es diferente. Por tanto, el testimonio de muchos ejercitantes prueba el provecho en repetir los.
Razón 10 – El sentimiento mayoritario de los ejercitantes al salir de Ejercicios es entusiasmo, renovación; salen hasta sonrientes. A nosotros, ¿nos gustaron? ¿nos sirvieron? Por tanto, si mantengo en el recuerdo una experiencia espiritual que ha producido frutos indudables en mi alma, ¿no debería volver a acercarme a ella para renovar los frutos y gozos? Más aún cuando dicho acercamiento goza de tantas recomendaciones.
Conclusión – Las diez razones esgrimidas prueban a fortiori que conviene no dejar pasar cada año sin volver a ser alumno del Maestro Ignacio. “Busca, rebusca como en una cepa en el resto de Israel; vuelve a pasar tu mano como el vendimiador por los pámpanos” (Jr 6,9).